A la hora de elegir un vino se deben tener en cuenta los
alimentos que vayamos a consumir, para poder seleccionar un vino adecuado
dependiendo de cada ocasión, no olvidando igualmente los gustos personales de
los invitados o comensales.
Es importante leer con atención la carta de vinos,
lo mismo que las etiquetas: denominación de origen o procedencia, añada, clases
de uvas, edad (crianza, joven, reserva, etc.). En las cartas deben expresarse
algunas de estas características para poder maridar con lo elegido para comer.
Los vinos blancos, va muy bien, sobre todo si son
frescos, jóvenes y afrutados, con todo tipo de pescados o mariscos. Los tintos,
con carnes, y los rosados, con todo. Pero en la cocina moderna, con tantos
contrastes y matices estas normas tradicionales son relativas. Hay que ser más
imaginativos, como lo es la cocina.
Los colores en la copa pueden ayudarnos a definir el
vino. Un color rojo-teja en un tinto es equivalente a madurez, un tinto joven
tendrá matices violetas y un blanco con crianza aparecerá con un bonito color
áureo; uno joven, con tonos alimonados y verdosos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario